Así el COVID-19 ataca los pulmones y como un VENTILADOR ARTIFICIAL puede salvar tu vida


Mientras que el aire que inspiramos solo contiene un 21% de oxígeno, un ventilador artificial puede llevar hasta el 100% de dicho gas a los pulmones.

Un resumen del artículo escrito por: ELENA MARTÍN LÓPEZ y JOSEMI BENÍTEZ, Madrid - España, diario público Hoy.es

La crisis sanitaria causada por el nuevo virus Covid-19 ha generado una necesidad de esta máquina muy por encima de lo que se dispone actualmente, lo que ha llevado a numerosas personas y empresas a su fabricación, ¿Por qué los pacientes infectados con Covid-19 en su parte critica necesitan estos respiradores y cuál es su funcionamiento exactamente? 

Como a cualquier otro virus, al SARS-Cov-2 (síndrome respiratorio agudo grave, causado por el COVID-19) invade nuestras células. Lo hace tan bien que nuestro organismo ni siquiera nota su presencia durante los primeros días, de ahí que los síntomas puedan aparecer hasta dos semanas después de haberse contagiado.

El SARS-Cov-2 tiene especial predilección por las células pulmonares. Por eso, los síntomas más comunes de COVID-19 son tos seca, fiebre, neumonía o síndrome de distrés respiratorio.

Neumonía o síndrome de distrés respiratorio. - Se produce cuando el virus daña un gran porcentaje de los 500 millones de alveolos de un adulto – bolsas diminutas de aire donde se produce el intercambio de oxígeno (O2) y dióxido de carbono (CO2) entre los pulmones y el torrente sanguíneo – y provoca una inflamación desmesurada que impide que la respiración natural sea suficiente para mantener la vida. Ahí es cuando se hace necesaria la ventilación mecánica, es decir, un respirador artificial.

Existen varios tipos de respiradores, pero se pueden distinguir en dos grupos según la ventilación que realizan: invasiva (requiere intubación endotraqueal) o no invasiva (no requiere intubación). Los respiradores de cuidados intensivos que se utilizan con los pacientes de COVID-19 realizan una ventilación mecánica invasiva.

Su funcionamiento es sencillo, introducen O2 a presión positiva en los pulmones, es decir, a una presión mayor que la que existe dentro de estos órganos, con el objetivo de vencer la resistencia de los alveolos inflamados y oxigenar la sangre. En otras palabras, mantener la respiración del ser humano cuando nosotros no podemos hacerlo. La diferencia es que, mientras que el aire que inspiramos solo lleva un 21% de oxígeno a nuestros pulmones, un respirador aporta hasta el 100%. La máquina, además, puede realizar todas las funciones respiratorias, (ventilación mecánica controlada), o complementar la respiración del paciente (ventilación mecánica asistida).

¿Y cómo hace todo esto? «Partiendo de unos depósitos de gases (aire medicalizado y oxígeno)», explica Daniel Fisac, director de servicios en Dräger de España y Portugal, empresa especializada en la construcción de respiradores. De ahí se nutre el aparato, en cuyo bloque neumático se mezclan estos gases antes de ser suministrados al paciente a través de la rama inspiratoria. La rama espiratoria será la encargada de llevar el CO2 al exterior tras el intercambio de gases en los pulmones. La presión, el volumen o la frecuencia a la que fluirán los gases, entre otros parámetros, serán determinados por el personal sanitario a través del sistema de control. Toda esta actividad será posible gracias al bloque electrónico del dispositivo, que recibe y transmite las órdenes del sistema de control y detecta la respuesta del paciente. También está equipado con alarmas que avisan si detectan algún fallo.

Otros componentes que se le pueden añadir son: el humidificador (calienta los gases antes de que lleguen a los pulmones) y el nebulizador (permite administrar medicación vía aerosol).

Un resumen del artículo escrito por: ELENA MARTÍN LÓPEZ y JOSEMI BENÍTEZ, Madrid - España, diario público Hoy.es
Artículo Anterior Artículo Siguiente