Seca tus lágrimas, también hay corazones buenos bajo esa armadura

En San Juan de Lurigancho, las flores, alguien reportó que una señora robó en un supermercado, cuando la policía llegó a su casa, para arrestarla, el agente el preguntó: 

¿Dígame señora qué fue lo que se robo?

Ella llorando respondió: sólo cinco huevos para alimentar a mis hijas y nietas.

El Agente se subió en su patrulla y fue hasta el supermercado, pagó lo que había sustraído la señora y le compró suficientes alimentos para toda la semana, y él personalmente se lo llevó a la señora  y a sus hijas. 

Ella cuando vio al agente enfrente de su puerta, empezó a llorar y dijo: señor es demasiado lo que haces, el agente sólo respondió:

"A veces, antes de aplicar la ley, debemos primero aplicar humanidad"

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