En el estudio comprobaron que, una enzima que permite ingreso del virus al organismo es menor en altura.
El elevado índice de radiación ultravioleta, la menor presión atmosférica y el bajo nivel de humedad serían factores que podrían favorecer una propagación más lenta del COVID-19 por encima de los 2.500 metros sobre el nivel del mar, sostiene un nuevo estudio.
“En conjunto, estos factores pueden reducir drásticamente la capacidad de "supervivencia" del virus a gran altitud y, por lo tanto, su virulencia”, señala el artículo publicado en la revista Respiratory Physiology & Neurobiology.
Para llegar a esa conclusión, especialistas en medicina de altura de Australia, Bolivia, Canadá y Suiza analizaron datos epidemiológicos del COVID-19 de Tíbet, Ecuador y Bolivia, los compararon con los de tierras bajas y evaluaron aspectos ambientales y fisiológicos considerados favorables en la respuesta al virus en lugares de altura. Sin embargo, aún deben analizarse diversos factores para confirmarla.
Gustavo Zubieta, investigador del Instituto Pulmonar y Patología en la Altura (IPPA) y coautor del estudio, explica a SciDev.Net que en la altura, la radiación ultravioleta es extrema y sirve como esterilizador natural, y la presión atmosférica es menor que a nivel del mar, lo cual dispersa las partículas del virus, reduciendo el riesgo de contaminación.
Esto, sumado a los bajos niveles de humedad, permite sostener que en los lugares de altura podría haber menos casos, detalla Zubieta.
La investigación analizó también la Enzima Convertidora de Angiotensina 2-ECA2, un receptor humano que permite la entrada del virus al organismo, y que en altura se presenta en menor cantidad, lo cual podría significar otro factor de protección frente al virus, según los autores.