Las moléculas de jabón tienen un extremo que atrae el agua (hidrófilo) y otro que la repele (hidrófobo). Cuando el jabón entra en contacto con el agua, las moléculas se agrupan y forman micelas: los extremos hidrófilos quedan hacia afuera, mientras que los hidrófobos hacia adentro para evitar el contacto con el agua. Así, las partículas de suciedad, virus y bacterias quedan envueltas por las moléculas de jabón.
El coronavirus SARS-CoV-2 tiene una envoltura llamada bicapa lipídica que protege a las proteínas que envuelven al material genético del virus. Esa envoltura es sensible a los detergentes (como los jabones).
Al quedar el virus atrapado en la micela, los extremos hidrófobos del jabón rompen la envoltura del virus, extraen las proteínas y, finalmente, inactivan el virus.